Chabi Benedé es uno de esos músicos que cuesta conocerlos, y créanme pues hablo con conocimiento de causa ya que hasta en cuatro ocasiones diferentes he tenido el placer de conocerlo. Cuesta también porque dentro de su prudente humildad no anuncia a bombo y platillo su presencia en los escenarios, prefiere mantenerse como un tesoro oculto en el océano dispuesto a ser descubierto por los más intrépidos arqueólogos o por la más agradable de las casualidades. El caso es que ayer quiso ofrecer un show distinto a lo que acostumbra, dueño de sus actos y de sus amistades decidió dedicar a sus composiciones la primera parte y a las de los demás la segunda.
Canciones como Partir, Ciudad de los Aullidos o Sol de Febrero muestran todo el repertorio de melódías que posee Benedé, una voz desgarrada pero con fuerza que se mueve a su antojo por todos los registros posibles y que además se acompaña de una técnica sobresaliente en las seis cuerdas de su acústica. Es una de esas rarezas que aúnan los conocimientos del instrumento con los de las canciones contemporáneas alejándose siempre de la eterna figura del “cansautor”. Ayer en el Juan Sebastián Bar vivimos una auténtica lección de cómo se debe de tratar a la música para no traicionarla.
En la segunda parte del espectáculo llegaron las versiones: Copenague de Vetusta Morla, Change the World de Clapton, Leaving on a Jet Plane de John Denver, Fabricante de Mentiras de Sui Generis o So much to say de Dave Matthews (con el gran Nacho Margeli a la guitarra) fueron algunas de las que sonaron. Mención aparte merecen las colaboraciones, y es que Chabi Benedé se rodeó de figuras de la farándula aragonesa para la revisión de los temas de éstos: la dulzura de Nico Casinelli con Ojos Rojos, la armonía de Hernan Filipini con Uniforme de Madera y la locura transitoria de Diego Stabilito (ya perdonarán por la tercera persona) con CarnavalFuneral.
Para el final Benedé se reservó su tema propio en alemán, Vielleicht, y Puede que sí de Diego Verdaguer demostrando un gusto exquisito en su selección de versiones. Estén muy atentos o no lo estén pero déjense caer por los bares más de vez en cuando pues éstos esconden tesoros que les pueden alegrar sus noches de verano. Y sí, alejados de guiris, de trikinis y de canciones del verano.
Texto y fotos: Stabilito, D.
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