Tras la Huella de Federico




Tras la Huella de Federico, su estela en la poesía y en la música, trata de descubrir la genialidad de Federico García Lorca como artista integral, dada la dimensión y popularidad de una obra que trasciende sus raíces y asienta su presencia en todo el mundo.

Federico García Lorca, antes que poeta y dramaturgo, era músico. Para él las canciones son criaturas, delicadas criaturas, a las que hay que cuidar para que no se altere en nada su ritmo. Cada canción es una maravilla de equilibrio, que puede romperse con facilidad: es como una onza que se mantiene sobre la punta de la aguja.

El programa que presentamos, pretende dedicar un sencillo e íntimo homenaje al recuerdo, siempre vivo, del poeta y dramaturgo granadino. Música y palabra se encadenan en un sinfín de emociones a las que los intérpretes de este espectáculo, prestan su oficio y profesionalidad, haciendo que el único protagonista sea La Huella de Federico.

Entendemos que la figura de Federico García Lorca es intemporal, por lo que su programación, bien sea en concierto o de forma literaria, siempre es una labor de reconocimiento al genio de Fuente Vaqueros. En el caso que nos ocupa, el hecho cobra mayor dimensión al cumplir más de un objetivo con su representación, ya que se recrea un formato de espectáculo que combina la declamación de sus poesías, la interpretación lírica de sus textos, musicados por grandes autores españoles, alguno de ellos, vivos a día de hoy y, finalmente, sus propios arreglos de música popular española, recogida en el libro Doce Canciones Populares Españolas.

Federico García Lorca empleó muchas de estas canciones en sus obras teatrales. El diario Critica, en su edición del 15 de diciembre de 1933, publicó una entrevista con el autor granadino que habla de sus fines de fiesta. En él comenta que la interpretación y dramatización de las canciones lo planteaba como un entretenimiento final de notable interés artístico; también subraya la importancia de lo que él denomina canción escenificada (Federico García Lorca, Obras Completas. III, 455-456): He querido hacer algo fino, digno, noble, con mucho sabor, pero con cierta estilización artística. Durará alrededor de media hora, y se pasarán tres partes. La primera, consistirá en la escenificación de “Los Peregrinos”, así como suena, pues esta es la pronunciación popular y andaluza. Se trata de una de las canciones más difundidas del siglo XVIII español, un romance anónimo, que yo he arreglado para esta versión escénica. A continuación, se pasará la conocida canción “Los Cuatro Muleros”, y, finalmente, Lola Membrives interpretará un romance del siglo XVI, algo modernizado, que titularemos “Canción Castellana”.

En su puesta en escena se cuidaban los detalles en gran medida. Como consecuencia, el decorado, el vestuario y el valor que le otorgaba al cuerpo humano, fueron premisas básicas en las representaciones de las canciones dramatizadas, como también la llamó Lorca.

Tomando como punto de partida estas apreciaciones lorquianas, nuestra propuesta presenta una puesta en escena con dos músicos (piano y guitarra española), un rapsoda y una soprano lírica, que alternan sus interpretaciones con los recitados de textos lorquianos, creando diferentes ambientes que recuerdan la feliz infancia y adolescencia del poeta y dramaturgo, así como el recuerdo. 

 

REPARTO

María Sala   (soprano)

Juanjo Hernández  (rapsoda)

Ricardo Soláns   (piano)

Chabi Benedé  (guitarra española)